martes, 2 de junio de 2009

Tratamiento Biológico



El Tratamiento Biológico para el Síndrome Autístico y TDHA (TBSA), se compone de tres fases fundamentales:

A) INFORMACIÓN E INDICACIÓN DE ANALÍTICAS

B) REVISIÓN DE ANALÍTICAS, INICIO DE DIETA, SUPLEMENTOS Y
RECUPERADORES INMUNOLÓGICOS

C) DESINTOXICACIÓN DE METALES PESADOS (QUELACIÓN)

Siempre sugerimos que se siga este esquema, debido a que muchas veces los padres, estimulados por el éxito obtenido en otros niños, tienden a iniciar, por su propia iniciativa, la dieta libre de glúten y caseína, dejando a los expertos en TBSA sin una información vital: los niveles originales de morfinatos (caseomorfina y gluteomorfina) que circulan en la sangre y son los responsables de gran parte del déficit de atención y del mal procesamiento de la información que recibe sus cerebros.
Al iniciar la dieta, es importante señalar, que a pesar de que realizamos la dieta libre en GLÚTEN y CASEÍNA, no generalizamos en lo absoluto, ya que existen múltiples facetas y han de ser consideradas todas, para lograr la dieta adecuada para cada caso.
A pesar de que existen numerosas analíticas, que realizamos en reconocidos laboratorios internacionales, muchas veces son solo los ensayos con determinados alimentos, lo que nos lleva a prescribir la alimentación correcta.

Las reacciones que más frecuentemente se han observado en el ámbito de la alimentación, son reconocidas como alergias, intolerancias o alterada eliminación de determinados nutrientes.
Todo esto se analiza detalladamente, integrando en forma lenta y progresiva los nuevos alimentos y los soportes nutricionales que necesita el niño.
Esta fase es la más delicada, debido a que los niños no son proclives a cambios en su dieta, ya que los hábitos alimentarios giran alrededor de determinados y pocos alimentos.

Los padres cumplen una función fundamental siendo los únicos capaces de modificar ese comportamiento rutinario y compulsivo hacia determinados alimentos.

El amor y la dedicación de los padres, juegan un papel fundamental para obtener el mayor beneficio de esta terapéutica.
Es por ello que estimulamos a los padres a fortalecer aún más los lazos afectivos con sus hijos y comprender que muchas de las actitudes que tienen los niños con esta síndrome, son producidas por elementos externos, como la arabinosa que actúa excitándolos o los morfinatos que actúan deprimiéndolos.

Los suplementos nutricionales y los nuevos alimentos deben incorporarse lentamente, pero sin tregua, es decir, sin omisiones y parcialidades. Si los padres no actúan en una forma homogénea durante toda la terapia, si saltan las tomas de los nutrientes o alteran la dieta porque el niño se lo exige, bajo la influencia de las drogas endógenas mencionadas, lamentablemente todos perderemos un tiempo precioso, siendo el niño el que tiene más que perder ya que el cerebro se desarrolla por etapas y la comprendida en los primeros 6 años es la más crucial.

Una vez iniciada la dieta y los suplementos nutricionales, se sigue un control que idealmente debería ser mensual, para modificar progresivamente la terapia a la medida del niño.

De las analíticas iniciales, solo se repetirán con diferente regularidad aquellas que sirvan para ajustar el tratamiento.

Una vez logrado el equilibrio de la inmunidad intestinal y sanguínea, ya la vez se ha logrado una buena absorción de nutrientes, luego de un tiempo estimado en la mayoría de los casos, entre 3 y 6 meses, se pasa a la fase de desintoxicación.

La desintoxicación no debemos considerarla como una terapia más, ya que se trata de sustancias químicas, que si bien en nuestra larga experiencia hemos aprendido a escoger las mejores y más naturales, pueden conllevar riesgos si son utilizadas por personas no autorizadas por las entidades sanitarias.

El Quelador Clínico es un especialista en el ámbito de la Toxicología, ciencia médica que se imparte en las más prestigiosas universidades en la facultad de Medicina.

Vemos con mucha preocupación, la utilización de quelantes químicos por profesionales no titulados o por los mismos padres, quienes informados por familiares de otros niños o captando información de forma aleatoria por internet, estipulan su propio “protocolo de quelación”, sin tener en cuenta el gran riesgo de desmineralización y alteración del equilibrio corporal que puede existir.
Esto, más que ayudar al niño, puede empeorar sus problemas de base.

Por este motivo, hacemos un llamado a todos los padres para que se abstengan de realizar cualquier terapia de desintoxicación sin la tutela o vigilancia de un médico experto Quelador Clínico.

Una vez iniciada la fase de desintoxicación (quelación), los controles deben ser más estrechos, para valorar los posibles cambios en el equilibrio interno de minerales, antioxidantes y nutrientes en el niño.

El tiempo de duración, dependerá de la capacidad del hígado de manejar la carga de tóxicos y quelante que reciba. Esta capacidad es conocida como metil-sulfatación- hepática.
Esta velocidad, que es de carácter genético, es la responsable final de la desintoxicación, pudiendo ser necesarios, 8, 16, 24 meses o más.

La escogencia del quelante, es específico para cada caso, ya que muchas veces se necesitan más de uno porque son diversos metales tóxicos los que se encuentran presente.

En el transcurso de casi 20 años, hemos visto nacer y desaparecer numerosos tipos de quelantes hasta llegar a la actualidad, donde nos hemos inclinado en una forma natural de desintoxicación que nos ha dado numerosas satisfacciones por la buena respuesta toxicológica y la recuperación clínica que se le relaciona. Todo ello sin casi presentar efectos adversos.

Una vez que hemos desintoxicado en forma efectiva al niño, el Tratamiento Biológico continúa con los nutrientes y controles ya más esporádicos, tratando durante y posterior al tratamiento que el niño reciba la estimulación adecuada para su edad.

En conclusión, podríamos decir, que lejos de ser un tratamiento “sin fin”, el Tratamiento Biológico, sigue pautas bien precisas y que necesita cumplir determinados eslabones antes de pasar al siguiente. Hay un inicio y un final de la terapia, pero aún así seguimos dando apoyo en cuestiones inmunológicas y de nutrición hasta la máxima recuperación del niño.

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