lunes, 8 de junio de 2009

Tratamiento Desconocido

Estos tratamientos son conocidos desde hace más de cuatro décadas, cuando el Dr. Bernard Rimland, investiga los efectos de las altas dosis de vitaminas en los pacientes con Autismo. La aparición de cambios positivos en el comportamiento de estos pequeños, lo indujo a pensar que más allá de ser el autismo una patología cerrada, es decir, donde no hay posibilidades de acciones externas, cabía la posibilidad en cambio, de modificar el comportamiento. Ese fue el inicio de una trayectoria que ha pasado por diversos autores que mencionamos a continuación:

1978- Se habla por primera vez de los “efectos tóxicos” de algunos alimentos.

1981- El Dr. Reichelt, demuestra que la digestión incompleta del Glúten y Caseína, producen sustancias opiodes, que pueden ser absorbidas por el intestino.

1991- El Dr. Shattock, demuestra que dichas sustancias son elementos importantes en el comportamiento de los niños con Autismo y TDHA.

El Dr. Waring, de la Universidad de Birmingham de Londres, revela que estos niños presentan el déficit de una enzima conocida como Sulfuro Transferasa, responsable de detoxificar el organismo y de eliminar los excesos de hormonas y neurotrasmisores, así como la falta de metabolización de los fenoles.

Las observaciones realizadas por el Dr. Teuvo Rantala, nutricionista clínico, (Helsinky), revelan que la los opioides son la causa base del Síndrome Autista, que el Autismo no se debe considerar como déficit mental y que la valoración temprana del niño, es fundamental para su recuperación, siendo ideal la valoración del Riesgo Autista por debajo de los 5 años.
El Dr. Jon Pangborn, publica “Autismo, Efectividad de los tratamientos Biomédicos” (Abril 2005). Es también un gran defensor de la tesis que relaciona el thimerosal (mercurio) en las vacunas y el Síndrome Autista. Su video puede ser visto en el siguiente enlace de YouTube: Dr. Jon Pangborn on The Vaccine Autism Connection:



Estos y muchos otros datos más, pueden ser recogidos desde internet, medios especializados en el tema y desde las páginas de las asociaciones de niños autistas, presentes en todos los países.

El motivo del “desconocimiento” del tema autismo-tratamientos biológicos, respeta a claros intereses creados por la industria farmacéutica. Baste solo pensar, que los productos más vendidos son los antidepresivos, neurolépticos y reguladores neurovegetativos.



Con una industria bien afianzada, sobre una clase médica muchas veces complaciente, que no cree en lo que predica: “La medicina basada en la evidencia”. Allí tenemos 1.000 niños que han, salido del Autismo, listos para ser valorados. Pero aún con las mejores intenciones, la presión es tal, que más allá de estas evidencias, de niños que han mejorado hasta niveles que rayan la curación, suelen estos mismos galenos afirmar que, “Si el niño se ha curado, entonces no era autismo”.

Una lamentable forma de ver las cosas, aún más clara e indiferente si el problema no nos ataña de cerca.

Para los médicos, que sí han querido escuchar más allá de sus propias creencias, se les ha abierto una puerta de conocimientos que progresivamente no ha hecho más que sorprendernos. Día a día hay cosas nuevas, día a día los niños mejoran. La carga emocional implícita en quien indica los tratamientos, me atrevo a decir que es similar a quien los realiza, los padres.

Para nosotros, son los padres, los verdaderos artífices de este milagro. Con su ahínco, dedicación y amor, pueden valorar los progresos obtenidos, y ser los jueces del Protocolo Biológico, en la espera que la medicina oficial vuelva a recuperar un poco de sus cimientos pasados y reconozca que se ha equivocado y que vale más darle una oportunidad a este tratamiento, para el beneficio de tantos niños.

Estudios Científicos

Partimos de un punto de vista muy claro: actualmente el diagnóstico de Autismo, o Síndrome Autístico, es de tipo neuro-psicológico, es decir, se basa fundamentalmente en test y pruebas neurosensoriales, que a veces son tan inconcluyentes que favorecen diagnósticos diversos a según de la experiencia del profesional que examine al niño.
Según la Sociedad Española de Neurología Pediátrica, el Autismo es:

Un conjunto de trastornos en el que coexisten tres grupos de manifestaciones:

1.- Trastorno de la relación social.

2.- Trastorno de la comunicación, incluyendo
comprensión del lenguaje y capacidad de expresión.

3.- Falta de flexibilidad mental, que condiciona un
espectro restringido de conducta y una limitación en
las actividades que requieren cierto grado de
imaginación.

La realidad es que no es tan claro como parece. Ninguna de estas aseveraciones, pueden ser comprobadas, solo se remiten a ver cuales características son las más comunes y que se repiten en estos niños.

Los tratamientos biológicos en cambio, se basan en datos objetivos, de tipo bioquímico, obtenidos de muestras de cabello, orina, sangre, heces, que comprueban la existencia de una modificación bioquímica, una alteración inmunológica o un trastorno enzimático.

Existen numerosos reportes de los efectos negativos que ejercen estas alteraciones sobre la comprensión, la actividad neurosensorial y motora, y como la restitución de nutrientes o la restauración de equilibrios bioquímicos alterados, se refleja en un cambio positivo en las actividades cerebrales del niño.

El TB está siendo objeto de estudios continuos, para lograr la mayor efectividad en el menor tiempo posible.

Uno de los estudios más importantes que se realizaron a mediados del año 2004, reveló, en muestras de biopsia intestinal, una intensa alteración inmunológica en la membrana basal y de los enterocitos (las células propias de la pared intestinal).
Esta alteración es conocida hoy como Enteritis Autística, y es la representación anatómica de los cambios bioquímicos que presentan estos pacientes.

El TB, nace de todos estos hallazgos y existen estudios y experiencias de médicos y familias, que lo apoyan en forma incondicional.

Pacientes Recuperados

Los pacientes recuperados, se cuentan en cientos. Las cifras con toda seguridad son mucho mayores que las que tenemos, ya que son tratados por los propios padres y que no figuran en las fichas clínicas de ninguna organización.

Podemos asegurar que en tantos años de seguir el TB, con variantes que hemos añadido por la llegada de nuevas informaciones y nuevas analíticas, nunca hemos visto niños que no avanzaran en el desarrollo de sus capacidades neurológicas. Podríamos decir incluso que hemos visto mejorías que van desde un tímido 10 por ciento hasta cambios radicales, que rozan el 100 por ciento.

Debido a que nos movemos en un ámbito netamente objetivo, es decir, comprobamos las necesidades de cada paciente y sobre ellas actuamos, no tenemos en la actualidad ningún tipo de analítica que nos hable de pronóstico, de consecuencia, no podemos asegurar a los padres cuánto mejorarán sus hijos.

Si existe una clara componente genética neurológica, como es el Síndrome de Rett, el Síndrome del X frágil, o mosaicismos diversos, es de esperar que la mejoría o la recuperación, no es la que esperemos.

En todos los demás casos, siempre aconsejamos comenzar, en forma simple, pero guiada por el especialista, y ponerse metas a corto, mediano y largo plazo. Solo con la valoración de la mejoría de vuestros hijos, estarán capacitados y fortalecidos para seguir adelante.

No se creen falsas expectativas de curaciones milagrosas. El Protocolo Biológico, está muy lejos de querer estimular esas creencias. Pero igualmente, no queremos que por desconocimiento, existan padres que no inicien una terapéutica tan sencilla como eficaz y que queden entonces marginados de un beneficio para sus hijos, que seguramente podrían obtener.

Hacemos parte de diversas organizaciones internacionales, en Italia, España, Suecia, Alemania, Estados Unidos, México y Venezuela, todas con un mismo propósito el seguir ofreciendo un tratamiento natural y efectivo, que se base sobre hechos objetivos y que puedan ser demostrados con los resultados satisfactorios obtenidos.

La buena noticia, es que existe un tratamiento natural, que no hace daño a los niños, la mala noticia sería el no intentarlo.

Resultados

¿Cuando veremos resultados?
Es una pregunta que la oímos constantemente, pero lamentablemente no tenemos a la disposición ninguna analítica que hable de pronóstico.

Es importante aclarar a todos los padres, que el Tratamiento Biológico (TB), es un proceso largo que se verá afectado por la velocidad de función hepática individual, es decir, que cada uno de nosotros tiene una determinada velocidad de producción, eliminación y procesamiento hepático.

Por este motivo, la evolución que se observa en los niños es tan dispar. Algunos alcanzan una mejoría sorprendente en el giro de un año o año y medio, mientras que otros lo hacen en el doble de tiempo y solo pocos en la mitad de ese período.

Existen de todas maneras, evoluciones satisfactorias que a veces son sorprendentes, una vez iniciada la dieta libre de Glúten y Caseína. Esto es lo que ha llevado a muchas familias a iniciar el tratamiento por su cuenta, pero al llegar al primer escollo, no saben cómo seguir o se ven envueltos en una saga interminable de información que hace perder el tiempo a los pequeños y dificulta el tratamiento posterior.

En líneas generales, los primeros beneficios del TB suelen verse a los pocos meses o semanas de iniciado. Luego suele haber un momento de “parada” que puede llevar algunas semanas. En este momento es donde se deben realizar los cambios cruciales en el tratamiento e individualizar cada caso. Veremos cambios a veces sutiles y a veces más claros en la mayoría de los niños, cambios lentos, pero sostenidos en el tiempo.

Es crucial en esta etapa, contar con el apoyo de estimulación neuro-sensorial adecuado para cada caso, ya que en esta etapa es cuando el niño tiene mejor feed-back, es decir mejor captación del entorno y mejor respuesta consecuente.

Siempre aconsejamos a los padres, no desesperar, porque los niños tendrán sube y bajas como en “diente de sierra”, pero siempre hacia arriba, hacia la mejoría.

Lamentamos no poder contar en la actualidad con método objetivo que nos dé el pronóstico anticipado, es decir, antes de iniciar el tratamiento. Esto es debido a que la componente genética, que evidentemente está presente, no es del mismo grado en todos los niños y eso dificulta la apreciación a futuro de la evolución del problema.

Otro elemento que hay que tener en cuenta es la edad del niño y el sexo. Suelen evolucionar más rápidamente los varones menores de 6 años. Esto no quiere decir, que excluimos a priori las niñas y los mayores de esa edad. Estos dos últimos grupos, han tenido también excelentes evoluciones y algunos han logrado salir del autismo.

Riesgos

Como hemos dicho antes, el mayor riesgo es hacer las cosas por uno mismo o que lo haga un personal no calificado. En ambos casos los riegos son muchos hasta el empeoramiento de la situación inicial.

Eso no quiere decir que no encontremos niños a los que les ha ido bien al cambiarle la dieta o darle al azar (o por sugerencia de alguien más), una vitamina o antioxidante. Pero estos niños están en grave peligro si en un momento dado se complican las cosas, porque allí solo el personal capacitado sabrá que hacer.

El problema radica en que en los casos de niños “mal llevados”, hay que hacer una especie de “borrón y cuenta nueva”. Esto implica comenzar casi desde el principio en muchos casos, ya que desconocemos muchas veces la componente bioquímica celular debido a que los niños recibieron tratamiento sin ser seguidos con las analíticas adecuadas.

Insistimos, en buenas manos: NO hay riesgo alguno.

Existen a veces incomodidades como por ejemplo la agitación que puede tener algún niño durante la destrucción de los hongos intestinales (ej. Cándida Albicans), que son síntomas pasajeros. O la del cambio de la rutina alimentaria, que según mi punto de vista es la más compleja de llevar por los padres, más que por los hijos. Ellos son inteligentes y perceptivos, luego de un tiempo de rechazo, se acoplan perfectamente al sentir el beneficio que les trae la nueva dieta.

En conclusión, podemos sostener que no existen riesgos.

Mejoría

¿EXISTE ALGUNA POSIBILIDAD DE MEJORA CON ESTE TRATAMIENTO?

La respuesta a esta pregunta puede y debe ser un ¡SÍ!

En el transcurso de todos estos años, hemos visto llegar niños con diagnósticos sombríos, donde no cabría ningún tipo de terapia posible. Estos niños mejoraron con el Tratamiento Biológico.

Estamos lejos de querer crear falsas expectativas, pero sería deshonesto decir que los niños no mejoran. Sería aún más deshonesto si dijéramos que a algunos niños, sus propios neurólogos les han quitado el diagnóstico inicial de “Autismo”, por considerarlo otro tipo de patología: “…si se ha curado, entonces no era autismo” es la frase que recurre en nuestra consulta. Lo cierto es que nos llegan con ese diagnóstico, ¡no lo damos nosotros! Y al final de la terapia se encuentran cambiados, como así lo revelan padres, educadores y hasta neuroterapeutas.

El Tratamiento Biológico se basa en elementos naturales, tratando de dar una segunda posibilidad al cerebro de responder e integrarse. Todo bajo la luz objetiva de las analíticas, donde cada paso es explicado exhaustivamente.
Si bien la experiencia que hemos adquirido, nos daría la posibilidad de anticiparnos con las terapias, esto nunca lo hemos hecho y nunca lo haremos, por respeto a los padres y sobre todo al niño, que se merece ser tratado como un ser individual y no como un mero número estadístico, donde todos reciben lo mismo y donde el margen de error y de complicaciones se multiplica enormemente.

No hay que temer al Tratamiento Biológico, hay que temer el no hacer nada por el niño, hay que temer el tratarlo por su cuenta, hay que temer el ponerse en manos de personas no capacitadas.